Tres décadas hace que prendió primero la Historia y luego una de sus técnicas "colaterales" la Arqueología. Desde entonces tantos paisajes, tantos lugares y en todos siempre un detalle, que nos deja un jirón de recuerdo. Por ello esta "arqueología colateral" aspira a recuperar retazos de aquellos viajes, estancias, personas, lugares que hemos surcado en pos de la labor cotidiana de la arena entre los dedos, la criba del hueso, de la astilla oxidada que un día clavo fue...

jueves, 15 de octubre de 2015

Villa hispanorromana de La Dehesa, Cuevas de Soria



La pasada primavera visitamos la villa romana de la Dehesa en el municipio de Cuevas de Soria. Tuvimos conocimiento del conjunto arqueológico por un tríptico en la oficina de turismo de Burgo de Osma, tríptico, por cierto, sin un mapa de situación y como luego nos comentaron en la propia villa, eran de un modelo que ya habían renovado incluyendo un mapa esquemático del emplazamiento del conjunto, a escasos 20 km. de la capital soriana. Accedimos desde el núcleo de Quintana Redonda donde un escueto indicador “Villa Tardorromana” nos encamina por un carril de unos 4 km. hasta la entrada del núcleo de Cuevas de Soria donde un nuevo indicador nos remite a 1 km. hacia la vega, donde se halla el conjunto arqueológico. Buen acceso y buen aparcamiento – detalle nada banal – puesto, como hemos repetido más de una vez, no solemos ir andando a los sitios que visitamos y en muchas ocasiones no se preveen los lugares o simplemente las indicaciones para un correcto estacionamiento.



Llegamos el día que se abría la temporada de la villa, de propiedad de la Excma. Diputación de Soria y gestionada por la empresa Soria Museum. El lugar se articula en una gran estructura envolvente que deja a cielo abierto el peristilo y cubre los restos de las estancias y áreas de circulación de la villa, describiendo un recorrido sobre pasarela en forma de U, desde su extremo este, pasando por las estancias absidadas de la cabecera de la pars urbana, para concluir en el extremo oeste, donde la pasarela desciende a la cota de los pavimentos de la villa. No obstante, la visita se inicia desde el sector sur de la villa donde se halla la sala de audiovisuales y el espacio museístico dedicado a la explicación del concepto de Magna Mater, que sirve de nombre e hilo conductor a las villas hispanorromanas de la actual provincia de Soria. Además de esta, se citan las pendientes de musealización de “Los Quintanares” de Riosaeco de Soria y “Los Villares” de Santervás del Burgo. En este espacio de museo, donde los paneles son protagonistas, se echa de menos alguna vitrina más de las dedicadas a los materiales arqueológicos recuperados, quedando el discurso ayuno de la cultura material que quedó depositada en las estancias que visitamos a continuación. Por cierto, la visita se inicia con la proyección de un video bien realizado y en el que intervienen especialistas sobre el tema, completado con una muy interesante infografía.



Sorprende la iniciativa de la Diputación de Soria de proteger un yacimiento que realmente no está terminado de excavar, por lo que podemos admirar parte de las estancias con los suelos de mosaico, mientras que otras, como el ala oeste y parte del sur permanecen cubiertas, quedando indicados el trazado de los muros mediante lineas de arena de color más claro. También es agradable (por lo inusual) la inmediatez de los “tajos a medias” o las zonas donde acaba cada una de las campañas de excavación y/o restauración y que quedan con los mosaicos antes y después de su limpieza. Creemos que estas áreas podrían ser señalizadas y ello contribuiría a relajar el tono de “aridez” que desprende el conjunto – ya que si bien los mosaicos son geométricos aunque muy variados y la amplitud de los muros queda bien marcada – tanto el peristilo, como las áreas sin excavar dotan al conjunto de un tono grisáceo que deberia ser atenuado con algo más de luz o apertura de claraboyas.



El conjunto visitable y más en una mañana luminosa, constituye un desplazamiento más que justificado. Hay que tener en cuenta que no todo el año permanece abierto y es aconsenjable consultar el espacio web http://www.villaromanaladehesa.es/. También es de reseñar las distintas actividades muy variadas que se desarrollan durante toda la temporada visitable. Y como ocurre en otros lugares, es imprescidible redactar y poner a la venta, una buena guía del conjunto de la villa. En suma una muy buena opción para conocer el poblamiento tardorromano del oriente de la Meseta Norte.

domingo, 11 de octubre de 2015

Fundación Museo del Vino (Valdepeñas, Ciudad Real)




Hace unos días hemos pasado la tade en Valdepeñas. Raro, pues por su cirvunvalación pasamos un par de veces al mes y casi siempre tomamos café en el Hotel del Hidalgo, pero no pasábamos una tarde desde hacía un par de décadas. Debíamos asistir a una presentación comercial y pensamos llegar un par de horas antes y visitar el Museo de la Fundación de Gregorio Prieto. A inicios de los años ochenta del pasado siglo tuvimos ocasión de conocer al insigne pintor manchego, cuando visitó el yacimiento arqueológico de El Cerro de la Encantada. Nunca hemos visitado su museo y nos atraía la idea. Pero la hora imperiosa se nos echó encima y acudimos a nuestra presentación directamente. Y, en la hora escasa que nos restaba, decidimos visitar el lugar en el que se encuadraba nuestra reunión, que no era ni más ni menos que el Museo del Vino. Un museo por otro.

Situado en la calle de la Princesa nº 39, la Fundacion Museo del Vino de Valdepeñas (http://www.museodelvinovaldepenas.es/). En el conjunto se ha integrado una bodega edificada a inicios del siglo XX y que perteneció a Leocadio Morales, de la que se conservan las crujías oeste y sur, además de parte del patio porticado que conformó una de las factorias agroalimentarias que fueron punteras en el despegue de la elaboración de vino en España y la superación de la grave crisis de la filoxera, que asoló la comarca hacia los años veinte. La crujía de la fachada norte se ha resuelto con una construcción de dos plantas que aloja la cafetería y tienda en la planta baja, biblioteca en la primera y sala de actos en la segunda. Esta crujía se apoya en un gigantesco paramento de mampostería caliza al estilo de las construcciones tradicionales de la zona. Al otro lado de esta pared se halla la crujía de acceso al museo y el lugar donde se han instalado las salas didácticas de nueva edificación, que sorprenden precisamente por eso, por su didáctica de un cultivo, que todos conocemos, pero del que la mayoría no somos capaces de discernir y ordenar los procesos y las fases de las que se compone. También nos sorprendierom gratamente , varios paneles firmados por Esteban, de una limpieza de líneas y riqueza de color ya poco usuales, de un estilo que guarda el sabor del último tercio del siglo XX y que ha sido barrido en aras del minimalismo que nos invade.

De vuelta al patio y tras pasar un par de salas dedicadas a la repercusión del vino en la literatura, así como de una completa enoteca de los vinos de la Denominación de Origen, podemos observar el muelle de descarga, el jaraíz o lagar y los chilancos -pozos donde se almacenaba el orujo resultante del prensado del fruto de la vid -. También destacamos la bodega y la cueva, ambas perfectamente conservadas con sus tinajas de 500 arrobas. El taller de tonelería y el laboratorio del viticulor son dos ambientes recreados con material original, que aportan un nota de nostalgia al tiempo que ya no volverá, y que aun conocimos los que ya hemos doblado la bisagra del medio siglo. Entre las piezas expuestas destacan dos prensas de husillos de madera, bastante antiguos y en buen estado y no podemos dejar de mencionar la exposición “Vendimia. 1959” realizada por el fotógrafo Harry Gordón y que constituye un verdadero documento de la Valdepeñas de aquel tiempo. En el patio se completa la exposición con diversos ejemplos de material rodante, carros y galeras para el transporte de los caldos, además de haber mantenido elementos esenciales de la bodega, como son el pozo y la báscula y la pavimentación de losas de piedra caliza, que delimitan distintos espacios de este patio.

En definitiva un museo bien cimentado en la tradición y en los magníficos fondos expuestos y con un discurso actual que nos muestra las líneas básicas de conocimiento necesarias para, al menos, al salir del museo, distinguir categorías de vino y proceso de elaboración. Sorpresa manchega que nos expone de una manera magnífica, el pasado de una industria agroalimentaria esencial en la economía de la España contemporánea.

    sábado, 5 de abril de 2014

    El Arqueológico



    En mayo de 1978 pisé por primera vez el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Aún conservo las notas que tomé y los dibujos esquemáticos a rotulador negro de las armas que atesoraba el museo en sus vitrinas. Aún distaba de saber que aquellas vasijas, piedras, espadas, capiteles... me atraparían para toda la vida.

    En aquel tiempo, en el curso de 3º de B.U.P. del Colegio de Santa María del Pilar, y en la clase de "letras puras" aprendíamos latín y griego con D. Jose Luís Navarro González, alumno de Adrados y doctor en filología clásica con una tesis sobre el teatro de la Grecia Antigua. Por ello nos embarcó a todos en preparar Edipo Rey para representar a final de curso. A mi, quizás por ser de los más bajitos de la clase, me asignaron el papel de Tyresias, el ciego adivino que pronostica el terrible porvenir del monarca heleno. Durante unos meses no me corté el pelo y en las representaciones me  enfundé en un caftán morado de bajo asimétrico que me prestó mi prima Reyes y empuñé una caña que encontré unos años antes en la desembocadura del Guadalquivir. Don Jose Luís nos mandó un trabajo de curso sobre culturas antiguas y no recuerdo como, quizás aconsejado por él, flanqueé un día la puerta giratoria de color verde oscuro, que guardaban las dos esfinges aladas de bronce, que tantas veces me verían recorrer ese mismo camino  en la década siguiente.

    El día 31 de marzo de este año de 2014 tuvo lugar la ceremonia de apertura del Museo Arqueológico Nacional, tras más de un quinquenio de labores que nos han brindado un museo renovado en la forma, pero esencial en su contenido. Además nos hizo especial ilusión la convocatoria a todos los profesionales de la Arqueología, que quizás en número superior al millar, acudimos a la visita que tuvimos ocasión de realizar en la tarde de ese día 31. Nunca mejor dicho fue un viaje al pasado, pues en cualquier rincón de las concurridas salas nos sorprendía una sonrisa, junto a un abrazo o un par de besos de colegas de la universidad, otros museos, o como en nuestro caso de la Arqueología Preventiva que desarrollamos ya desde hace casi tres décadas.

    En definitiva una fiesta de la Arqueología española, una fiesta de los arqueólogos en ejercicio, de los profesores, de los futuros profesionales, en definitiva de todos aquellos en los que "el arqueológico" han jugado un papel determinante en su formación. En fechas posteriores tendremos ocasión de contar, sección a sección, el contenido del museo, del que nuestra primera impresión fue poco menos que inmejorable... las renovadas y seguramente acrecentadas en el programa expositivo de las secciones Medieval y Moderna, los recursos didácticos de la Prehistoria, la colección de vasos griegos en todo su esplendor, la nueva instalación del monumento turriforme de Pozo Moro, junto al que tuvimos ocasión de saludar a su descubridor... Repito, una fiesta en la que, por una vez, volver la vista atrás fue una inmensa alegría.


    jueves, 6 de marzo de 2014

    Un nuevo libro del profesor Alfredo Alvar Ezquerra




    Nos complace transcribir la noticia que hemos recibido de la próxima publicación del último libro del profesor Dr. Alfredo Alvar Ezquerra, presidente del Instituto de Estudios Madrileños: 

    "Enseñar, leer y escribir en Madrid en tiempos de Felipe II. La nueva monografía del Dr. Alfredo Alvar, producto del proyecto de investigación del PN de I+D+i que dirige en el CSIC y que se titula “La escritura del recuerdo en primera persona: diarios, memorias y correspondencias de reyes, embajadores y cronistas” es la primera biografía que se hace sobre el corógrafo, humanista local y maestro de Cervantes que fue López de Hoyos. En casi 500 páginas (con ilustraciones y aparato crítico), hace un recorrido sobre el Humanismo, cómo se forjaba un maestro en el siglo XVI (en especial referencia al Estudio de la Villa de Madrid), qué era un curador de almas en esa época, cuáles las ambiciones historiográficas en que se formó, para desarrollar después la vida de Juan López de Hoyos desde que se conserva documentación, hasta su testamento, codicilos, inventario de sus bienes (incluida la biblioteca), o la almoneda: documentación procedente de Archivo de la Compañía de Jesús (Roma), Biblioteca Vaticana, Archivo de Villa, Protocolos, San Andrés, Simancas, Histórico Nacional, etc., etc. 
    Se trata de una obra esencial –en la que equilibra magistralmente la divulgación científica y la investigación académica- para entender los cambios habidos en aquella fascinante época que fue la del Humanismo Tardío. Los interrogantes que se plantean sobre los modelos de educación son plenamente actuales.

    Sale a la venta, por 23 euros, el 11 de marzo. Es el regalo ideal para el Día del Padre. Se firman autógrafos."


    Referencia bibliográfica

    Alfredo ALVAR EZQUERRA: Un maestro en tiempos de Felipe II. Juan López de Hoyos y la enseñanza humanista en el siglo XVI. La Esfera de los Libros, 2014, 462 pp. ISBN 9 788490 600535.


    Síntesis biográfica del autor

    Alfredo Alvar Ezquerra (Granada, 1960), doctor en Historia por la UCM, es especialista de una etapa crucial de nuestra historia, los Siglos de Oro. Ha publicado decenas de artículos y libros sobre los personajes más notables y las gentes más menudas de los siglos XVI al XVIII, desde Isabel I la Católica a Cervantes, de Juan Sebastián Elcano al duque de Lerma o la emperatriz Isabel (estos últimos en La Esfera de los Libros).

    Desarrolla su trabajo como profesor de investigación en el Instituto de Historia del CSIC. En la actualidad es académico correspondiente de la Real Academia de la Historia y presidente del Instituto de Estudios Madrileños.

    Las grandes líneas de su investigación han sido la historia de la Corte y del Madrid de los siglos XVI y XVII, el humanismo y la historiografía real castellana, esto es, la historia social de la cultura del Renacimiento final.



    miércoles, 25 de diciembre de 2013

    Córdoba, tendiendo puentes




    Siempre hemos de volver a Córdoba y cruzar sus puentes. Esta mañana,cuando salíamos del garaje del hotel, he recordado que la calle de la Feria era en otros tiempos una de la más "anchas" de la Córdoba de los califas. Hace un par de décadas las calles eran las mismas, pero nuestro automóvil era "lo menos que se despachaba" por entonces. Hoy día, hemos de cuidarnos en que dirección circulamos o corremos el riesgo de dejar nuestra "firma" en las angostas vías de la judería cordobesa. Y al final de la calle de la Feria nos hemos dado el gusto de cruzar el puente, tenido dos milenios entre la vega y la ciudad, entre los olivos y las almazaras...

    En este viaje hemos estado muy cerca de Plaza Gonzalo de Ayora, donde tuvimos ocasión de dirigir la excavación arqueológica en el solar de su número siete, con cinco mil metros cúbicos salpicados desde cerámicas campanieneses del siglo I a.C. hasta los brocales de los pozos del XII d.C., pasando por casas almohades, califales e hispanorromanas, en las que por cierto quedaron restos de un par de mosaicos que hoy duermen en el depósito del Museo Arqueológico Provincial. Pero en esta ocasión no hemos vuelto a Córdoba por el patrimonio arqueológico que la ciudad atesora, sino para asistir al I Congreso Internacional del Aceite de Oliva Virgen Extra, que ha tenido como marco el magnífico salón de actos de la Excma. Diputación Provincial, muy cerca de la citada Plaza Gonzalo de Ayora.

    En dos intensos e inolvidables días hemos podido vivir la experiencia de la "puesta de largo" de la Asociación Internacional QvExtra!. El grupo de productores del Aceite de Oliva Virgen Extra que pretende simplemente que cuando abramos una botella de este auténtico zumo de aceituna, exclamemos ¡Que Virgen Extra!. Detrás de esta espontánea exclamación se parapeta un siglo de evolución de la tecnología oleícola hacia la actual excelencia y un par de décadas de perfeccionamiento de la olivicultura que ha situado en primera línea el cultivo, la selección, la molturación y la difusión de los mejores aceites de oliva Virgen Extra del mundo. 

    Hace un cuarto de siglo, cuando los coches eran pequeños y las calles cordobesas las mismas que ahora yo vivía en Almedinilla, en la Subbética en pleno palimpsesto cultivado, parafraseando a Jose Ramón Guzmán Álvarez, en donde en el interior de las almazaras vagaba un vapor áspero procedente de la prensa de los capachos de esparto de los que manaba el hilillo del aceite caliente y oscuro. Solo una de las cooperativas - Olibrácana – contaba ya con batidoras, decantadores y centrifugas. Allí volví al consumo habitual de Aceite de Oliva Virgen, en la época en que había sido erradicado bajo prescripción médica por la diverticulosis intestinal que padecía mi padre....aunque a mí, Almedinilla, además de darme otras muchas cosas que algún día relataré, me reconcilió con el aceite de oliva.

    Quince años después también fue un puente el que unió a los que firmamos estas líneas, aunque hoy sea yo, Pepe, el que cuente sus recuerdos. A raíz de compartir un proyecto de investigación arqueológica en el Puente de Murel (Guadalajara) nos conocimos y menos de dos años después entré a formar parte de la familia que desde hace siglo y medio cultiva y selecciona aceitunas de las campiñas del sur de la provincia de Cuenca y las moltura en la almazara familiar en la que también confian casi cinco mil olivicultores de la Mancha conquense. Aceites Almenara es hoy una de las marcas de Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE) de las casi cuatro decenas de productores que se agrupan en QvExtra!, que nos había convocado en Córdoba con el objetivo “ de la promoción internacinal del AOVE, como elemento integrador de la dieta mediterránea” bajo las premisas del AOVE como garantía de calidad, AOVE y salud y compromiso con el consumidor.

    Únicamente nos resta agradecer a Soledad, Pilar, Álvaro y Manuel - cabezas y motores de esta aventura ya consolidada - el habernos proporcionado estas jornadas en el marco inigualable de la ciudad que lleva más de dos milenios tendiendo puentes.

    domingo, 16 de junio de 2013

    Úbeda




    Cuando se ha doblado la bisagra del medio siglo, quedan menos paisajes inéditos y el viaje nos desembarca en lugares atesorados en décadas previas. Ayer volvimos a Úbeda desde la Carolina. La estribación sur de la Sierra Morena troca encina por olivo y desde la cornisa de Vilches el valle del Guadalimar se alfombra de pardos pies coronados de verde mate. En la cota inferior, el río retenido en embalse espejea en la tórrida tarde de junio.

    Al inicio de la Corredera de San Fernando varios taxistas conversan fuera de sus vehículos. Nos indican amablemente como aproximarnos, evitando el dédalo peatonal, al hotel María de Molina, en la plaza del Ayuntamiento. Cuando llegamos descubrimos que pared con pared del hotel, la legendaria estirpe alfarera ubetense de los “Titos”, tienen abierto un verdadero santuario de cerámica vidriada con el verde intenso, sello de identidad de la casa. El fundador, Juan Martínez Villacañas “Tito”, es uno de los alfareros que destacan en la segunda mitad del siglo XX, junto con Punter en Teruel, Sanguino en Toledo, Pedro Mercedes en Cuenca, Ruiz de Luna en Talavera, Lario en Lorca y Mezquita en Andújar. Alfareros con nombre y apellidos, que con mayor o menor continuidad y en ocasiones acierto, mantienen una artesanía adaptada a un presente más decorativo que utilitario.

    Pero volvemos a las calles de Úbeda, a la misma Corredera de San Fernando, donde ahora andando, llegamos al Centro de Interpretación Olivar y Aceite de la Comarca de la Loma de Úbeda. Allí asistimos a la presentación del libro ““El Sector de Elaboración de Aceite de Oliva: un Estudio Multidisciplinar” a cargo del Centro Internacional de Excelencia para Aceite de Oliva de GEA Westfalia Separator Ibérica, S.A. y la Asociación Olivar y Aceite Comarca de La Loma. Desde inicios del presente 2013 estamos desarrollando un proyecto de dinamizacion y didáctica para el Museo del Aceite de Puebla de Almenara (Cuenca) y la convocatoria era ineludible para nosotros, ya que no es frecuente la publicación de textos donde se aúnan artículos sobre oleocultura y actualidad almazarera, con otros que recuperan el pasado de las explotaciones e industrias de la Andalucía de siglos recientes.

    Presentó el acto D. José Luis Romera Vizcaíno, presidente de la mencionada asociación ubetense, quien cedió la palabra a D. Juan Vilar Hernández, Consejero Delegado de GEA Westfalia Separator Ibérica, S.A. y a D. Rafael Cárdenas García, Director General del Centro Internacional de Excelencia para Aceite de Oliva, integrado en la anterior firma. Nos sorprendió y agradó considerablemente la apuesta por la excelencia y el conocimiento que impulsa GEA, ya que además de ser una de las mayores empresas en maquinaria para la extracción del zumo de la aceituna a nivel global, también dedica parte de tiempo y recursos en propiciar proyectos de investigación y publicaciones como la que se presenta en el evento. A continuación, nos resultaron muy interesantes y esclarecedoras las palabras de los profesores D. Manuel Moya Vilar y D. Vicente Gallego Simón, de las universidades de Jaén e Internacional de Andalucía, una de cuyas sedes se halla en la cercana Baeza. Concluyo el acto el Dr. D. Manuel Parras Rosa, Rector Magnifico de la Universidad de Jaén que en una acertada alocución esbozó el panorama actual de la oleocultura andaluza en una tierra global, donde casi medio centenar de paises son ya productores de aceite de oliva.

    Tras la visita al Centro de Interpretación, de reciente apertura en la antigua “Casa de la Tercia”, espacio de mas de un millar de metros cuadrados, recuperado a la entrada del casco histórico de la ciudad declara Patrimonio Cultural de la Humanidad, tuvimos ocasión de asistir a un vino español ofrecido por nuestros anfitriones. En este momento, que se desarrolló en el patio donde se exponen aperos y maquinaria relacionadas con la oleocultura histórica, pudimos departir amigablemente con D. José Luis Romera Vizcaíno,  verdadero impulsor de esta iniciativa que tiene visos de convertirse en referencia fundamental del oleoturismo y necesario ámbito de estudio, reflexión y debate sobre este fundamental sector de la economía andaluza. Tambien saludamos a la gerente del centro de interpretacion, Dña. Soledad Román Herrera a quien felicitamos por el inicio de la andadura del proyecto, asi como por la esplendida realidad del mismo, espejo en el que habran de mirarse futuras iniciativas similares.

    Ya en las calles del interior de la Úbeda amurallada volvimos a quedar sobrecogidos por la sinfonía de la caliza cuadriculada en ocres sillares, Renacimiento del norte de Sierra Morena, acrisolado con los mejores maestros y alarifes del Reino de Jaén. Pero no solo el espectáculo de la luz y la sombra de las cornisas, de las rejas, de los balcones, de los parteluces, sino del reverbero de la cal en las calles estrechas en contraposición a la umbría intuida en los rincones más alejados, donde aleros, portones y postigos ventaneros, trazan las líneas de fuga de una perspectiva forjada en medio milenio.

    A la mañana siguiente hemos de partir rápidos, apenas detenernos para admirar como los centenarios olivos llegan casi a los pies de la muralla, como un pacífico ejército de inmóviles soldados. Debemos volver a Puebla de Almenara, pues tenemos una importante reunión enmarcada en el proyecto didáctico y museográfico. No obstante volvemos por otro camino... Sabiote, Navas de San Juan, Arquillos y de nuevo la cornisa de Vilches, viajando en un verdadero túnel verde que apenas deja una línea de cielo azul sobre nuestras cabezas. Creemos que este es el primer retorno, de una larga serie, a una tierra de la que tenemos aún mucho que aprender.



    lunes, 1 de abril de 2013

    Segunda epístola a Jorge Bustos


    Un signo más del tiempo de mudanza en el que vivimos es la evaporización de la crónica diaria de Jorge Bustos. Empresarios que no llegan a fin de mes escamotean el sueldo a sus trabajadores y además pretenden que todo continúe igual. La ausencia de la crónica prácticamente ha coincidido con la suspensión de nuestra suscripción al diario por un cambio de domiciliación de cuenta bancaria, al parecer no admitida por las rígidas normas de la administración gaceteril. Y no lo siento, pues no podemos apoyar a quienes quizás se estén alejando del ideario que proclaman y que compartíamos.

    Ya expresamos en una primera epístola en esta misma tribuna nuestro afecto literario por un escritor que además de joven, posee no solo una sólida formación, sino una expresión poco usual en estos tiempos, ya que igual nos sumerge en su día a día o nos eleva a los cielos de Bernini y Borromini. Ambos ejercicios resueltos con el mismo interés para el lector, que al fin y a la postre anda ávido de buena literatura contemporánea y ha de desbrozar la jungla de juntaletras criminógrafos, historiógrafos, hagíografos, pornógrafos y demás sacamantecas de lo negro sobre blanco.

    Sirva pues esta segunda misiva como nota de ánimo a una persona que sinceramente no creemos que merezca el cáliz que tiene delante en la actualidad. No se si comentamos anteriormente que precisamente fue Jorge Bustos quien nos abrió, indirectamente, las puertas de las hoy denominadas “redes sociales”. Deseosos de conocer otros textos del escritor y al reclamo del escueto “@jorgebustos1” colofón a sus crónicas, nos decidimos a adentrarnos en Twitter, tras a nuestra vez haber evitado cuidadosamente el Facebook, tan superficial y el Tuenti, en el que nuestros sobrinos han reinado a razón de sus pocos años y sus muchos amigos. Ahora, más de medio centenar de personas se han interesado en algún momento por la crónica de nuestros desvelos con el Patrimonio Histórico y sobre todo con los clientes que no pagan a @castrvm, además de intercambiar algunos saludos con el propio Sr. Bustos, quien atentamente responde a un humilde lector.

    Ha sido a través de estas redes sociales donde hemos conocido el trance que vive. Ayer nos alegramos con el torrente de ciber-seguidores que expresaban su alegría por los nuevos horizontes que van abriéndose. También a través de esta red conocemos los textos que publica en otros ciber-magazines a los que ya nos vamos aficionando. No obstante lamentamos de igual manera que al parecer también “han evaporado” el magnífico programa radiofónico “Albertos hasta el amanecer” conducido por otro joven de valía, Alberto Lardíes.

    Desde hace treinta años, los mismos que atesora Jorge Bustos, asistimos a la caída en picado del conocimiento y al ascenso de la información. Esta misma información es la que ahora permite que conozcan este texto al instante que termino de escribirlo, pero no olvidemos nunca que la información es el medio y el conocimiento es el fin. Cansados de banalidad, cada día nos alejamos más de la cinematografía donde impera la misma industria que en la literatura contemporánea, donde se nos impone tanta basura, que encontrar un buen libro o una buena película es ya una tarea encomendada a nuestro olfato de “hemisecular”. Por cierto, también fue en las redes sociales donde tuve ocasión de conocer a alguien que sabe mucho de literatura basura, Gonzalo Garrido, y a cuya ópera prima dedicamos también en su día un par de textos.

    En síntesis y para concluir, ánimo Sr. Bustos, que el tiempo y el toro pone a cada uno en su sitio. El toro lo hace de inmediato. El tiempo se toma a si mismo, a veces más de lo que desearíamos, pero con la perspectiva de unos años, al menos a nosotros, siempre nos queda la sensación que no hemos engrosado nuestras cuentas bancarias aunque seguimos siendo felices.